Cuando se está con alguien que tiene una adición, se sufre codependencia.
Estas enganchado a la adición a través de la pareja. Es decir, que sufres una patología adictiva como la persona que consume.
Es por lo que se suele estar mucho tiempo con ese tipo de relaciones. Mas de lo impensable.
Se les disculpa incluso lo que se haya fuera del entendimiento. Por eso te crees una y otra vez las mentiras, el proceso:
lo siento, te quiero, te prometo...que se multiplica hasta un infinito inhumano.
No he conocido a nadie que fuese codependiente y a la segunda mentira haya dicho: "Ya esta bien. Adiós."
También tengo que reconocer que solo he conocido mujeres en esta situación, no sé como actuaría un hombre.
Un hombre no está respaldado por la sociedad, pero en este caso, el apoyo de la sociedad, es lo que menos se necesita. Aunque casi todo el mundo este convencido de que si.
Hay tres adiciones con las que son absolutamente imposible convivir: la cocaína, la heroína y el alcohol.
La mayoría de las adicciones rompen parejas, incluso familias. Son incómodas, pero no imposibles para convivir.
El alcohol, a veces, tiñe de agresividad a la heroína y a la cocaína, sobretodo a la cocaína. Donde hay farlopa hay maltrato. Donde hay farlopa y alcohol: hay golpes.
Cuando se está en mitad de los gritos y la incongruencia pasando miedo, no se piensa ni de lejos, que se esté siendo maltratada. ¿Que cosa mas rara, verdad?
Se necesita formación y no ingenuidad para saber que está pasando. No, no es que tengas mucha cultura o un master de psicoterapeuta. Es salir de la pureza, es descomponer tu sistema celular y que te venga un golpe en la nuca dejándote atontada y avergonzada susurrando:
madre mía, esto es el maltrato...
Entonces ya, los perdones, las disculpas, la promesas se convierten en látigos de asco, en terror e intentas que no se te note lo que acabas de descubrir.
Tu mente vuelve a funcionar y se pone en marcha ideando como marcharte, con todas las cosencuencias. Como podría encontrarte, a quien acudir, como defenderte. Protegerte y proteger cuanto te rodea.
Cuando se está con un heroinómano, los episodios agresivos son menos intensos. El adicto solo vive para el caballo y cuando te hace caso, es porque la heroína permanece a su lado y no teme que se vaya a ir, la heroína, claro.
Donde hay adicción hay mentira. A veces todo cuanto se puede decir es mentira y ni ellos mismos se dan cuenta.
He oído jurar que era verdad que había comido pescado, cuando era carne lo que había comido.
Seguir la linea que marca la mentira de un mentiroso, puede ser muy entretenido pero te introduce en un mundo muy peligroso: lo absurdo.
Si pones mucha energía en un adicto se puede tambalear tu confianza en los demás, comienzas a desconfiar de todo el mundo y descubres mentiras de manera sistemática.
Cuando se está con un adicto se pierde el equilibrio natural, te acostumbras a vivir con un extraño dolor.
He estado con varias personas adictas. Es imposible de aceptar que uno vuelva a estar con un adicto sabiendo esta información: Siempre se va a sufrir por ello.
La vida me hace encontrarme, de nuevo con otro adicto mas, mas mayor, mas persona. Consigue quitarme el miedo, consigue que supere traumas. Pero es adicto y si algo he aprendido es que, es imposible convivir con un yonky. Lo que no significa, que agradezca eternamente lo que me ha ayudado a entender.
Ahora se que es imposible convivir con un adicto. Nadie saca a nadie de una adición. Nadie puede salvar a nadie de ese tipo de garras. Puedes dejar, por el camino, herramientas que le faciliten la tarea, pero nunca como pareja.
Entiendo a las mujeres que son maltratadas y no dejan a la pareja.
No es porque no tengan otra cosa, no es por miedo.
Es porque cuando el adicto llega llorando diciendo:
lo siento, se lo creen.
Su codependencia se llena de pena, y con la ignorancia mas elevada, se lo creen. Te lo crees, una y otra vez.
La codependencia no se rompe porque te manden al hospital, porque tu familia te diga lo que está ocurriendo o por ver información en la tv. La codependencia hace aguas y se marcha cuando menos te lo esperas: una palabra, una mirada, un detalle que nunca pensaste. Satura tu nuevo sistema celular y ya está.
No recuerdo como me pasó. Recuerdo como me marché. Recuerdo las 93 llamadas al móvil sin responder (no exagero).
No pensaba: pobrecita de mi.
Me sentía avergonzada por haber llegado hasta ahí y anhelaba hacerme invisible.
Pero esto pasa, se supera sin ayuda, supongo que según la edad y la persona.
Hablo de mi
A veces, lo mas difícil de superar no es el maltrato, es ver como cada vez queda menos de la persona que quieres.
Si alguna mujer ha sufrido esto creo que estará de acuerdo conmigo.