martes, 27 de octubre de 2009

Sabiduría


La sabiduría no reside en la corrección ortográfica, ni en almacenar grandes frases de la humanidad.
No reside en saber idiomas, en ser el primero de la promoción. Tampoco en estar viajado, ni siquiera en tener gusto.

La sabiduría se haya en dar sin esperar nada a cambio. En transformar las experiencias de la vida en bien activo. En fundirse con la humildad, con tal arte, que dejas de ser visible.

Las personas que andan lejos de la sabiduría argumentaran que no les interesa ser sabios.

Pero la sabiduría no es un puesto de honor en el oráculo de Delfos, si no que, es la meta y el fin de la existencia.
Es pureza. Es coherencia en el camino y emoción profunda de amor al recorrerlo.

Es emocionante encontrarse con seres sabios. Surge la veneración a la sencillez, al disfraz magistral adoptado en este planeta.

Muy a sabiendas que no alcanzaré esa verdadera sabiduría, al tanto de mi falta de humildad, no me avergüenza reconocer, que esa es la única misión que me motiva y por la que merece la pena transformar el dolor en compasión, el ego en incondicionalidad, conciencia en atención y con ello, obtener una de las pequeñas consecuencias que ofrece la sabiduría:
Paz.

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