domingo, 29 de noviembre de 2009

Hola mundo


Hay personas que parecen pasar sobre mi, sobre mis sentimientos, sobre mis intereses, sobre mis esperanzas, como si de una estatua se tratase, como si fuese un adorno mas estacional.

Alguien me dice que eso pasa en Otoño.
Que en Otoño pasan muchas cosas de esas.
A mi se me levanta una ceja y a sabiendas que esa persona no es imbécil, me resulta un comentario totalmente lejano a como me siento.

Supongo que yo tengo una responsabilidad en este trato, puesto que, tengo una postura defensiva, un escudo protector ante el delirium tremens de experiencias que no puedo volver a pasar.
Con no puedo, no quiero decir, que no quiera o no elijo pasar, si no que: no estoy ya capacitada para volver a vivirlo.

Aún el número que representan mis años no ha adquirido un tres, pero se me han creado necesidades de otra longitud de tiempo. Se me han creado actitudes de rechazo, repeliendo a mi paso lo que me recuerda dolor, aunque muestre cara a la galería, que puedo con todo.

Cuando soy consciente lucho contra eso. Lucho por decir: ¡Ey hola que sigo aquí!


Pero, a veces, solo obtengo respuesta de mi propio eco.


No quiero ser de paso o relleno de espacios muertos.
No quiero que fantasmas del dolor formen parte de mi vida, arrasando a su paso con el absurdo y un desconsuelo imposible de abordar.

Entonces digo: ¡Hola!
Jo, algo late debajo de estas tetas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Él vio que desviar la atención es una forma de manejar con eficacia el deseo y la aversión en el nivel consciente, pero que en realidad no los elimina, sino que los empuja a lo más profundo del inconsciente, donde siguen siendo tan peligrosos como siempre aunque esten en estado latente. Puede que haya una capa de paz y armonia en la superficie de la mente, pero en las profundidades hay un volcan dormido de negatividades reprimidas que hará violenta erupción tarde o temprano.

Él dijo:

Si las raices permanecen intactas y firmes en la tierra, un árbol talado todavía puede echar brotes nuevos. Si el hábito subyacente de aversión y deseo no es erradicado, el sufrimiento surge de nuevo, una y otra vez.


J.D.

Raziel dijo...

El hombre de las mil caras. Que equilibrado pareces escribiendo esto, que profundo.
Mira como te has puesto momentos despues, porque alguien no está como a ti te gustaría contigo.
Yo diría que quien hace esto o es un falso o es un ezquizo.
Por cierto: aplícate algo de lo que pone en los libros que transcribes.

Datos personales

Mi foto
quemeestasdiciendo@gmail.com