jueves, 22 de mayo de 2008

Se acabó


A veces ni la razón, ni el sexo son lo suficientemente fuertes para fingir amor.

Hay gente que dice rápidamente: te quiero. Incluso lo hacen de forma tan frívola que se convierte en un artículo de consumo. Necesito unos calcetines: los compro. Necesito un polvo o algo de afecto: te quiero.

Esta fórmula suele funcionar mucho con las mujeres. Las mujeres se lubrican a base de "te quiero". Generalmente no piensan que puede ser producto de la necesidad o de la costumbre, engañarse sube la autoestima, por el momento.
Después de los "te quiero" y de buen sexo, se pone a prueba el amor.
Cuando aparece el orgullo, la contradicción y la rabia, aparecen también los: "se acabó".
En las relaciones tortuosas con buen sexo y sin amor maduro suele haber muchos tipos de "se acabó". En todos se dibuja un ego sin fin, un orgullo poderoso y una falta de amor constante.

Después del octavo "se acabó", uno bosteza, mientras otro, bucea en rabia y ceguera.

Yo no he tenido muchos "se acabó" en mi vida, pero si he estado con alguna persona que vivía el final, sin construir el camino y el amor se convertía en un artículo de consumo.
Por extraño que parezca, hay personas que se encuentran con la solución a sus problemas emocionales. Una pareja que puede satisfacer todas las necesidades y sueños, pero el orgullo hace que renuncien a toda una vida de felicidad.
Quedarse solo, sin sentido, sin razón, sin que haya ocurrido nada mas que una frase fuera de lo esperado... entonces sale por su boca: "se acabó", creyendo que le volverán a perdonar, que obtendrá la milésima oportunidad de nuevo.

Dando un mordisco a una manzana o mirando por la ventana de un hotel nipón, descubres la pena que te da la persona "se acabó" pero, en vez de ponerte triste esta vez, sonríes, porque de verdad: se acabó.

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