Que chungo pasar un duelo.
Que duro llegar a mayor y no poderse desprender del apego material.
Que doloroso vivir solo entre apego y duelo.
Un día se decide hacer algo mas allá. Algo que esté a la altura de tus limitaciones.
Decides poner globos a tu apego, para llevar tu duelo a un lugar inamovible, a un santuario del recuerdo.
Es cuando la vida entra en juego. Es cuando, a veces de forma absurda, a veces inexplicable, saca todo de ti, para dejarte con el único apego que debe tener el humano: el amor incondicional. Ese arrastrar de duelo, hasta colocarlo donde debe residir, fluyendo lo esencial e imprescindible como forma de vida.
Su sentido es en 3D.
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